Evohé

Evohé
Este término, Evohé, es el concepto que se utilizaba antes de comenzar los ritos entre los antiguos hombres de Grecia y demás naciones, fundamentalmente representó la unión entre lo divino y lo humano, una unión que daba origen y fundamento a toda actividad, no sólo religiosa.

jueves, 30 de junio de 2011

EPICURO Y EL HEDONISMO







Del griego hedone (placer). Doctrina ética según la cual el único bien es el placer y el único mal el dolor. En consecuencia, sitúa en el placer la felicidad humana. El hedonismo no consiste en afirmar que el placer es un bien, ya que dicha afirmación ha sido admitida por otras muchas doctrinas éticas muy alejadas del hedonismo, sino en considerar que el placer es el único y supremo bien. El término hedonismo puede tomarse en dos sentidos, lato y estricto. En el primero, hedonismo sería una teoría ética de gran amplitud en la que la palabra placer tendría un significado muy extenso, abarcando tanto el placer como la utilidad; en este sentido se encuadraría dentro del hedonismo el utilitarismo (v.). En un sentido más restringido, el hedonismo se diferencia del utilitarismo, fundamentalmente, porque el primero cifra el bien en el placer individual, mientras que el segundo afirma como bien sumo el placer, el bienestar y la utilidad sociales; el hedonismo tiene carácter individualista, el utilitarismo es de índole socialista (en el sentido etimológico de la palabra). Dentro del hedonismo en sentido estricto se pueden distinguir dos formas del mismo, de acuerdo con los dos significados que tiene el término placer. Éste designa, ya el placer sensible o inferior, ya el placer espiritual o superior. En consecuencia, habrá dos formas de hedonismo, llamadas hedonismo absoluto y hedonismo mitigado, o eudemonismo.

Hedonismo absoluto. Afirma que el único bien es el placer sensible y el único mal el dolor sensible. Se ha atribuido esta doctrina a Aristipo de Cirene y su escuela (v. SOCRÁTICOS). No obstante, es difícil aceptar que un filósofo haya acogido estas tesis que, tomadas en toda su pureza, harían del ser humano un mero animal irracional. Las líneas que estructuran el hedonismo absoluto son las siguientes:

1) El placer es el bien, el dolor es el mal (Sexto Empírico, Adversus mathematicos, VIII,199).

2) Dentro de los diversos placeres tiene supremacía el sensible (Diógenes Laercio, II, 90); se admite la existencia de placeres del espíritu, pero la naturaleza de sumo bien es propia de los placeres sensibles, dado que la intensidad de éstos es muy superior a la de aquéllos.

3) En el seno del placer sensible, únicamente hemos de buscar el placer presente (paron pathos), ya que el pasado se ha destruido y no existe, mientras que el futuro es dudoso y no sabemos con certeza si será (Ateneo, XII, 544).

4) La misión de la virtud en este sistema es exclusivamente la de elegir, entre los posibles placeres presentes que estén ante nosotros, el más intenso. Tal es el papel que Aristipo otorga a la fronesis, la prudencia.

5) La única superación de este radical hedonismo se halla en la afirmación de Aristipo de que el hombre sabio y prudente, aunque busque y desee el placer, lo domina y no llega a estar esclavizado por él: «tengo, no soy tenido» (Diógenes Laercio, II, 75). Es la postura que permite ver un atisbo de racionalidad en el hombre hedonista.

Hedonismo mitigado. Sostiene que el placer es el bien del hombre, pero da una clara preferencia al placer espiritual sobre el sensible. Es la doctrina ética de Epicuro (v.) y los epicúreos (v.). Sus puntos fundamentales son:

1) Primacía del placer espiritual sobre el sensible, de la chara sobre la hedone.

2) Distinción, dentro del placer, entre el de movimiento y el de reposo. El primero se produce al satisfacer una necesidad, un deseo; el segundo, al haber eliminado todas las apetencias. El hedonismo mitigado da más valor a este último. Por ello dirá Epicuro: «Si quieres hacer rico a Pitocles, no aumentes sus riquezas, sino disminuye sus deseos» (H. Usener, Epicurea, Leipzig 1897, 135).

3) Determinación de una aritmética del placer sobre las siguientes reglas primordiales:

a) aceptar el placer presente, si no produce un dolor ulterior más intenso;
b) rehuir el dolor presente que no pueda producir en el futuro un placer más intenso;
c) aceptar un dolor presente que origine un placer futuro más intenso;
d) rehuir un placer presente que lleve aparejado un dolor futuro de mayor intensidad. La búsqueda del placer en esta forma de hedonismo no se limita a la ciega consecución del placer presente; se establece un principio de racionalidad, al hacer intervenir en el deseo del placer la moderación que puede suponer la previsión del futuro.

4) La misión de la virtud dentro de este hedonismo queda limitada a una prudente regulación de la conducta humana, encaminada a facilitar la aplicación en cada caso concreto de esa aritmética del placer. Tal es la misión que Epicuro asigna a la fronesis, la prudencia.

5) Basado en estas directrices morales, el hombre podrá alcanzar su fin último, que para el hedonismo mitigado es la ausencia de dolor (aponia), que nos dará la tranquilidad de ánimo (ataraxia), en lo que radica la felicidad (eudaimonia).

Algunos autores cristianos, defensores de este tipo de hedonismo, han pretendido armonizar esta teoría con su supuesto cristianismo.



lunes, 20 de junio de 2011

LAS 5 VÍAS PARA DEMOSTRAR LA EXISTENCIA DE DIOS - STO. TOMÁS DE AQUINO



1) La primera es la vía del movimiento:(en sentido aristotélico) Exige necesariamente la existencia de un primer motor inmóvil, pues ya se conoce que todo lo que existe en nuestro mundo tiene movimiento, y todo lo que se mueve es movido por otro objeto u otro motor, un motor que mueve a otro objeto, pero cuando queremos buscar el origen de estos movimientos, nos preguntamos còmo este objeto moviò al otro, por lo tanto tuvo que tambièn ser movido por otro objeto, y si seguimos buscando asì el origen de estos movimientos llegaremos hasta el infinito, por lo tanto "debe haber necesariamente" un primer motor que mueve a todos los demàs objetos y que nadie lo mueve a èl, es decir, un Primer Motor Inmòvil.

2) La segunda es la vía de las causas eficientes: Este argumento nos indica que todo ser en este mundo cambia o se transforma en algo que no era anteriormente, como una semilla que se convierta en àrbol, para esto tuvo que intervenir otra fuerza que produjo este cambio en la semilla para que se convierta en àrbol. Asì, podemos razonar que todo objeto que existe en el mundo, y que tiene movimiento, quiere decir que siempre cambia porque algo diferente y ANTERIOR a èl produjo su cambio (para que la semilla pase a comvertirse en àrbol fue necesario que antes existiera la tierra, el agua, el oxìgeno, etc.) Asì, siempre buscaremos algo anterior que causò todo el cambio que dio como resultado el universo, y aquello necesariamente es Dios.

3) La tercera es la vía de la contingencia y del ser necesario: Que los seres sean contingentes quiere decir que todo ser que existe en el mundo sabemos que tiene un fin, que dejarà de existir, por lo tanto tambièn pensamos que hubo un momento en que comenzò a existir, es decir, tiene un principio y un fin en el tiempo, esto es que un ser sea contingente. Pero si nos ponemos a pensar, si todos los seres fueran contingentes, es decir que todos dejaran de existir, esto quiere decir que habrà algùn momento en que exista nada. Esto es absurdo, por lo tanto, debe haber necesariamente un ser que no sea contingente, osea que no tenga ni un principio ni un fin, que exista siempre necesariamente, este ser es Dios.

4) La cuarta es la vía de los grados de perfección: Todo ser tiene una cierta perfecciòn, por lo tanto es justo decir que debe haber un ser que contenga todas las perfecciones que vemos en cada cosa en este mundo: un ser tiene bondad, otro justicia, otro valor, otro rapidez, otro la fuerza, etc, y tambièn debe haber uno que contenga todas las perfecciones juntas, este es Dios.

5) La quinta es la vía teleológica o del orden y la finalidad: existe un diseño o un fin en el mundo, por lo que ha de existir un ser inteligente que haya crado todo este mundo con una finalidad, no es posible que nuesro mundo sea tan sòlo una casualidad, por lo tanto nuestra finalidad debe ser llegar a la perfecciòn absoluta, al origen de todo, a la primera causa, volver a nuestro inicio, es decir, nuestro fin es Dios.